25 may 2013

IGOR LEDIAKHOV ESTABA MALDITO



Igor Anatolyevich Lediakhov fue el espectro, el tótem satánico que mi padre me ofreció cuando me quiso hacer del Sporting. Me lo presentó un día en casa de mi tía delante del Plus y la verdad es que me enganchó de cojones. Era mi jugador favorito. Yo quería ser del Deportivo pero me encontraba de repente dando patadas a uno que llamaba borracho a Juanele. Después descubrí que aquello era como estar drogado, y que aquel equipo estaba maldito y que murió poco después con el interés futbolístico de mi viejo, quien al final dijo NO HAY FUTURO. 
1998?
           No más barro. Un gallego criado en Asturias que vuelve a Galicia y no quiere. El malditismo del albañil, la añoranza, el escupitajo, todo eso. 
Creo que Lediakhov también debía pasarse buenos ratos pensando en Rusia, cagándose en la puta y fumando. 
Vaya tío, qué ingenio musical oscuro, qué velocidad particular, qué maravilla en aquellos colores. Un Ruso de déjate de hostias.
Pero bueno, se fue a la mierda, cedido al Yokohama Flügels, y con él todo el aprecio que mi padre podía tener por el fútbol. Con el descenso, se le vino encima el siglo XXI y dejó de fumar. Tiró para Vascongadas. 
Realmente me costó un huevo desprenderme del Sporting. Muchas noches, estando ya inmerso en el tripi blanquiazul, su terror se mezclaba en mi cabeza con el del Castlevania para Nintendo. Ciriaco, García Remón, Nikiforov, el gol de Hugo Pérez, los pienso mil veces. Jodido malware. Al final, por suerte, lo vomité todo a tiempo.



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