22 mar 2013

Fabiano, Redondo y Nusa Ohen: dibujo imposible de calcar.
Se cumplía no sé cuánto tiempo de la fundación de futbolgalego.net, por lo que el Honorable Presidente tuvo la gran idea de celebrarlo con una fiesta que venía incluyendo música, copas y varietés. Un flow vertical dominaba el ambiente, la página acababa de cubrir Alemania'06 con un éxito notable y sus miembros empezaban ya a pedir cubatas después de comer, echados en las terrazas. Todo listo para otro golpe de remo veraniego. 

"Cáenseme as bágoas", no paraba de repetir el Presidente, al anunciar que el invitado sorpresa de la noche sería Fabiano Soares Pessoa, el futbolista más estratosférico que hayan tenido la posibilidad de disfrutar en Santiago, un personaje memorable cuyo nombre hace aún hoy temblar a los borrachos por los callejones, la puta estrella. Fabiano apareció y, mientras raperos locales echaban fuego, nos regaló incluso sonrisas. La gente lo tuvo que ovacionar por cojones, se lo merecía por abrazar el punto net de aquella manera tan fresca. Sí, era magnífico ver allí al genio bebiendo cerveza, y la gente se excitaba hasta el punto de salir en manifestación desde el bar hasta los balcones más lejanos, al grito de "menos moderneo e mais fútbol galego". Y nadie dudaba de que Fabiano lo era, de que en realidad era tan gallego que asustaba y que allí estaba de verdad con nosotros, dándonos palique, escuchando cómo el majadero de Moncho Bazarra llamaba por las musas. No se podía decir que estuviese del todo cómodo pero se quedó en la barra un tiempo para luego marcharse sin aspaviento alguno, y desde las escaleras del baño se podían escuchar frases del tipo "es una mezcla entre Copacabana y los Ancares que me pone loco" o "imagínatelo al lado de Fran". Sonatas que nos mecían en un sueño profundo del que tan sólo nos pudo despertar la ponzoñosa casta política, negada a la hora de ofrecer continuidad para este tipo de proyectos. 
Que los jodan! La pancarta y su lema yacen ahora destrozados, muertos en un rincón, pero seguirán echando esputos sobre sus despachos de buenas maderas.

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