10 ene 2013


lo de milosevic era un delirio específico cada vez que pisaba los tres cuartos. los diamantes incrustados sobresalían de su puntera, de su empeine, y su cara medio benicio medio ex-tigre de arkan anunciaba siempre lo mejor. se movió por europa desde su partizan original multiplicando vaselinas, acumulando defensas alrededor de sí, con su silueta intacta, un amor a la hora de asociarse. renzo ulivieri, que lo tuvo a sus órdenes en el parma, llegó a decir: "milosevic era el fútbol, nunca conocí otro atacante que supiese jugar con el compañero y para el compañero como savo." flipamos mucho cuando, tres años después de su retirada, su abuelo se cargó a su padre en el patio de la casa familiar.

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